Rosa Parks al Consejero de Sanidad: «Tu trabajo es defender objetivos comunes y no intereses particulares»

Querido Javier,

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He de confesarte que esta semana ha sido especialmente interesante para mí y que estoy muy emocionada con tu gente y con tu tierra. 935.794 personas, ni más ni menos, votaron de manera presencial en la consulta popular sobre la Sanidad Pública. En tan sólo seis días. ¡Menudo ejercicio de democracia y ciudadanía! Esto resulta especialmente esperanzador en vuestro país pues los partidos políticos mayoritarios, paradójicamente os desvivevís por anular cualquier forma de participación ciudadana directa. Además, he podido estar presente (de espíritu) en varias mesas y tengo que reconocerte que he llorado. He visto acudir a votar ex profeso a muchas, muchas personas. Sanos y enfermos, ancianos y jóvenes.  Además, en los últimos días he tenido la oportunidad aquí arriba de conocer a José Luis Sampedro. Ambos nos hemos emocionado cuando su esposa, Olga, leía ayer públicamente los resultados. Me ha vuelto a recordar que la categoría de los ciudadanos madrileños está muy por encima de la de sus gobernantes.

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Respecto al resultado de esta consulta, un 99,4%, es decir, 929.903 personas afirmaron estar:

1. a favor de una sanidad de gestión pública, de calidad y universal, y
2. en contra de su privatización y de las leyes que lo permiten.

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¿Recuerdas el pacto que te propuse antes de que que esta consulta comenzase? Si tus adversarios conseguían 500.000 votos afirmativos al deseo de gestión pública, tú presentabas la dimisión… o alternativamente, Ignacio (vaya pájaro) y tú, plantearíais oficialmente un referendum sobre tus pretendidas reformas. Si no se alcanzaba ese medio millón de votos, me comprometía a escribirte una carta cariñosa donde pedir disculpas por haber dudado del alto acuerdo con los madrileños que dices tener. Sé que algunos lectores de LVDH piensan que soy una ingenua por exponerme a tus desplantes y desprecis. Yo desde aquí les pido que tengan paciencia, que más altas torres se han visto caer.

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Volviendo ya a tu caso, Javier, resulta que vas de peor en peor, de contradicción en contradicción…

• Dices que el seguimiento de la huelga del 7 de mayo ha sido muy bajo y luego acusas a los profesionales de altas cifras de cancelaciones de cirugías, consultas o de exploraciones radiológica.
• Afirmas estar siempre abierto al debate, en condiciones democráticas, y te niegas a conceder un aplazamiento de la sesión de debate en la Comisión de Sanidad de la Asamblea para poder estudiar los pliegos de privatización de seis hospitales que salieron publicados… el día anterior!
• Te quejas de la huelga, te ofrecen sustituir un día de la misma por un debate público (tú, que siempre estás dispuesto -jeje- a reunirte y debatir) y, obviamente, no lo aceptas… Vamos, que les tienes encantados…

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Por mucho que te ampares en una mayoría absoluta de los que votaron (que no de los madrileños), sin que les hubierais planteado la tropelía que pretendéis hacer, la falta de escucha a un millón de ciudadanos es profundamente indignante. Exigiría al menos la paralización del plan y un debate social a fondo. Estoy convencida de que, aún teniendo en vuestras manos la mayor parte de los medios de comunicación, tenéis un miedo terrible a un debate público sobre sanidad . Es una ceguera solo comparable a la que tuvieron durante un año los partidarios del apartheid en Alabama en los años 50.

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Hoy también quiero que pienses en tu apellido. Es una pena que tu nombre pase a la posteridad asociado a este desastre de tu pretendida privatización de la gestión sanitaria y de tu falta de sentido democrático. ¿Recuerdas a Judas -el traidor-, Pétain -el colaboracionista-, Sancho Rof -el del bichito de la colza, tan pequeño que, si se cae de la mesa se mata-, Nixon -el del Watergate-, Arias Navarro -el carnicerito de Málaga- y a tantos otros tan tristemente célebres? Y a ti , Javier, ¿te gustaría ser recordado como el servil? ¿el obediente? ¿el desmantelador? Pasarán años, y aunque hayas salido de la Consejería y te dediques, por ejemplo, a la gestión sanitaria privada, la gente te recordará como el que desmontó la sanidad pública madrileña para crear un negocio en torno a más de 4600 millones de euros. Te lo recriminarán por la calle y no será un escrache. Es lo que se llama responsabilidad política, accountability en mi país.

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Tú estás en la poltrona. Yo pasé por la cárcel. A mí -y es un honor- me recuerdan como alguien que defendió los derechos civiles de todos (sí, no solo de mis hermanos negros); a ti te recordarán como el que fulminó un bien común, la sanidad pública, que pertenecía a la comunidad. Te invito a reflexionar sobre los  los comunes. Solo pinceladas… Tu trabajo es defender objetivos comunes (y no particulares) y utilizar la gramática para reforzar el nombre común (Sanidad Pública) y no los nombres propios (Capio et al., por ejemplo), aplicar en definitiva el sentido común, el más común de los sentidos. Me consta que en LVDH están preparando unos editoriales al respecto. Léelos, estoy segura que te costará entenderlos; no por una cuestión de inteligencia, sino de mirada. Sí, más allá de tus propias narices, más allá de los intereses de tu partido, más allá de una ideología que niega la existencia y la validez del otro. Los commons británicos son el pueblo. Estoy seguro que te encontrarías más a gusto en la cámara de los Lores. Creo que al final te vamos a pillar en tu propio narcisismo.

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Rectifica, Javier, te queda ya poco.

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Inasequible frente al desaliento, manteniendo un enorme interés por cuidarte…

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Rosa